El agave ya cocido y desgarrado es molido para extraer su jugo. Para facilitar dicha extracción el agave es inyectado anteriormente con agua a presión.
Este producto es almacenado en grandes tinajas donde se les agrega la levadura, que hará que los azúcares de dicho jugo se conviertan en alcohol. Este proceso lleva alrededor de 72 horas.
Ya fermentado, el producto del agave es llevado a las columnas de destilación donde, en una primera parte del proceso, se destilará hasta tener un producto intermedio u “ordinario”, con una concentración alcohólica de entre el 25 y el 30%, al cual se le han removido los sólidos, parte del agua y las cabezas y colas.
El tequila es almacenado para su reposo en diferentes tipos de barricas y por tiempos determinados. Una vez reposado, el tequila es diluido con agua destilada, hasta lograr un producto final a una graduación alcohólica de entre 38 y 43% volumen.
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